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  APRETANDO LOS DIENTES Cruzando la vida con los dientes apretados, muy apretados, viviendo las experiencias más frustrantes, apretando tanto los dientes que se desgastaron y ya no quedan. Mordida que se perdió por la fuerza arremetedora de lo vivido.   Nunca pensaste que tu tierna infancia avecinaba dolor y sufrimiento, llena de perdidas, abandonos, abusos y continuos castigos.  Todos estos, te mostraban un panorama poco alentador. Apretar los dientes era el único mecanismo de defensa para enfrentar tal condición.  Sin embargo, aunque los dientes se hayan perdido, nunca desapareció esta mirada triste que encerraba cierto vacío interior, mezclado con algo de resignación y ensimismamiento.  El mismo que al final, fue la única defensa para evitar caer en la cadena de sufrimiento que ahora se transmitía a la nueva generación.   Porque cada nueva generación trae consigo el legado del pasado que le antecede, y carga con ello como parte de su propia historia. Frente a la infancia perdida y l

LAS VOCES DEL CUERPO

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  Que cada extremidad de mi cuerpo hable, que clame por estar libre, que exprese lo que reprimió y ya no puede ocultar, que no calle más.  Cada momento que pasa, mi cuerpo se exalta y cada parte quiere gritar, mis brazos, mi cuello, mi pecho, mi espalda, y mis piernas.  Cada cual quiere correr hacia distintos lugares. Mis brazos desean abrazar la vida y sentir su grosor. Mi cuello quiere extenderse hasta una altura inalcanzable a través de la cual pueda situarse. Mi pecho desea recibir el golpe del viento y la lluvia. Mi espalda quiere soltar la carga que lleva. Mis piernas desean corre y trazar caminos. Cada parte desea algo distinto, algo diferente y no común. Qué puedo hacer? Se fragmenta mi existencia para romper con todo y buscar una unidad que le de paz y satisfacción?. Solo se que cada extremidad es pura existencia y pura vida. Quiere vivir y crear sentido a cada momento que refuerze ese deseo de existir por una razón vital. Ser libre sin proposito.    

UNA NOCHE SIN LUNA

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  Las noches son como las caídas a la profundidad del desconsuelo.  Se acompañan de disgusto, decaimiento y pena, con mucho frío y llenas de oscuridad, pero mas allá, hay un pequeño y diminuto punto de luz que se mueve titilante en el horizonte de negra profundidad. Se que camino hacia ese lugar, aunque me acompañe la pena, se que hay al menos un poco de esperanza por la única y posible salida hacia un horizonte lleno de luz. Esta noche en particular, a diferencia de todas las demás, siento que camino mas rápido o, que el camino es más corto, no lo sé; siento que el punto de luz va creciendo en tamaño.   Me voy acercando a ese punto de luz, y cuando mas cerca estoy, mas grande se observa y se siente una luz que quema mis pupilas, el desconsuelo ya es poco y el éxtasis es mayor, la noche ya se termina y entro al espacio de luz incandescente.   Ahora no es frío, es calor, una sofocante experiencia que llena todo mi cuerpo, la siento correr por mis venas quemándome, es éxtasis, es place